El último acto de una tenebrosa comedia
Cae el telón
De negro va la señora
siempre vestida de negro
y no es por su marido
que hace rato que se ha muerto.
Lleva luto por la Patria
que ella ha ido pariendo
destruyendo con su ira
los que otros erigieron.
Mujer sin conciencia alguna,
vacía de amor y afecto,
no aceptando una opinión,
una palabra, un consejo.
Abriga su soledad
acumulando dinero,
pobre, pobre esta señora
que no tiene nada bueno.
Va cayendo poco a poco
su delirio se agiganta
y ya se siente una reina
rodeada de oro y de plata.
Con sus súbditos al pié
todos con cabeza gacha
y ella una diosa se cree
y va con la frente alta.
¿No se cansará - pregunto-
de discursear con tal saña
cargando la tinta en cosas
que no tienen importancia?
y no es por su marido
que hace rato que se ha muerto.
Lleva luto por la Patria
que ella ha ido pariendo
destruyendo con su ira
los que otros erigieron.
Mujer sin conciencia alguna,
vacía de amor y afecto,
no aceptando una opinión,
una palabra, un consejo.
Abriga su soledad
acumulando dinero,
pobre, pobre esta señora
que no tiene nada bueno.
Va cayendo poco a poco
su delirio se agiganta
y ya se siente una reina
rodeada de oro y de plata.
Con sus súbditos al pié
todos con cabeza gacha
y ella una diosa se cree
y va con la frente alta.
¿No se cansará - pregunto-
de discursear con tal saña
cargando la tinta en cosas
que no tienen importancia?
¿No se mirará al espejo
y dirá - ¡Que estoy haciendo!?
Estoy cansada que siempre
me digan lo que yo quiero.
La locura del poder,
la codicia y la ambición
llevadas a tal extremo
un final ha de tener.
Porque al llegar tan arriba
a esta soberbia mujer
solo una cosa le queda
y es simplemente...caer.
(Federico García Lorca,
poeta español)
(1898 - 1936)
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