Un desafío inquietante para el poder de Macri
Carlos Pagni La Nación 17/12/2015 Fragmento
En las últimas horas, Macri y Lorenzetti se reunieron para hablar de este problema.
La valoración de los dos juristas propuestos es muy variada. Desde la izquierda se ataca a Rosenkrantz por su vinculación con empresas importantes. Pero en los grandes estudios dedicados al derecho comercial existen dos alarmas. Una se debe a que, como procurador del Tesoro, Rosatti sostuvo que los fallos arbitrales a favor de inversores extranjeros deben ser revisados por los tribunales nacionales. La otra tiene que ver con las posturas de Rosenkrantz a favor de las acciones de clase, que oponen intereses de los consumidores contra grandes compañías. Corolario: Rosatti y Rosenkrantz son impugnados, por muchos colegas que se identifican con Macri, por "progres".
El cesarismo institucional de Macri estaría habilitado por la letra de las normas. También lo hicieron otros presidentes, como Avellaneda y Figueroa Alcorta. Pero la decisión de Macri está impregnada de un fuerte cesarismo político. Al caminar por el borde externo de la ley, él no pretendió sortear una obstáculo funcional. También quiso mostrarse autosuficiente en el ejercicio del poder. Ayer, delante de la conducción del radicalismo, lo admitió: "A veces se cometen errores. Debería haber comenzado al revés, negociando con los peronistas".
La designación de Rosenkrantz y Rosatti pone en tela de juicio un núcleo del pacto electoral: Macri fue votado para llevar adelante una regeneración institucional sobre todo en el campo de la Justicia. La incoherencia es mayor por algunos antecedentes. Los diputados de Pro y de la UCR fueron a los tribunales para protestar porque Cristina Kirchner reemplazó a Martín Redrado del Banco Central sin llamar a extraordinarias. Y les dieron la razón.
El consenso tentativo con la oposición quedó en suspenso. Sergio Massa y Margarita Stolbizer fueron los primeros en criticar las formas elegidas para completar la Corte. Y el kirchnerismo detuvo su dispersión. Ayer, en la conferencia de prensa de los diputados que denostaron la medida, estaba José Luis Gioja. Es el principal interlocutor del Gobierno en ese bloque.
Macri entiende que su gobierno se salvará por la gestión, no por la política, entendida en el sentido más amplio de la palabra. Para él es indispensable cumplir con el pacto electoral de, por ejemplo, levantar el cepo en el momento prometido. Y resulta una abstracción casi ininteligible la conveniencia de sostener un compromiso similar en el área institucional.
Esta concepción de la función pública será puesta a prueba en los próximos días. Macri debe conseguir que se aprueben los pliegos de Rosenkrantz y Rosatti. Pero los senadores peronistas, tantos los que conduce el kirchnerista Miguel Pichetto como los del bloque federal, no quieren convalidar jueces designados en comisión. Aquí irrumpe la necesidad de un "Quique" Navarra, que prevea la trayectoria de las bolas de billar.
Desde anteanoche, Pinedo y Monzó negociaron con Pichetto, Juan Carlos Romero y Adolfo Rodríguez Saá, quienes plantearon que sólo avalarían a los candidatos de Macri si se amplía la Corte a siete miembros y se les permite postular a dos. El principal enemigo de esa tesis es Lorenzetti.
En la Casa Rosada rechazaron la ocurrencia. Sostienen que conseguirán el visto bueno para Rosenkrantz y Rosatti dialogando con los gobernadores. Acertijo: si tenían pensado pactar la nueva Corte con los jefes provinciales, ¿por qué no lo hicieron el sábado pasado y evitaron la tormenta? Lo concreto: con la excusa de poner en marcha la convalidación de antecedentes, Rosenkrantz y Rosatti no jurarán. Esperarán a febrero.
El conflicto con la oposición tuvo una manifestación riesgosa. Lucila Crexell, del Movimiento Popular Neuquino, presentó un proyecto para derogar la ley de emergencia económica. Antes de hacerlo, consiguió el visto bueno de Pichetto. Y de su tío, Jorge Sapag. Si esa iniciativa prosperara, Macri debería recurrir al Congreso para cualquier decisión económica importante. Es el lenguaje que el Presidente sabe comprender.
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