ABSA, la maldición naranja

Parte de los bonaerenses podrían quedarse sin agua por la falta de obras



"La situación es terminal", aseguran los funcionarios provinciales a cargo del servicio. Explican que es otro capítulo de lo que el macrismo en su versión bonaerense denomina "la herencia sciolista". La referencia alude a Aguas Bonaerenses SA (ABSA), la empresa estatal de la provincia de Buenos Aires creada en el 2002 que provee de agua potable a 91 localidades y cuya capacidad operativa está al borde del colapso.

"Hay cañerías obsoletas en algunas ciudades que tienen más de 100 años, como el caso de La Plata. Hay 40 mil reclamos y pedidos de usuarios –baja presión, pérdidas, conexiones, cambio de medidor- que esperan ser resueltos. La planta potabilizadora de Punta Lara cumplió en diciembre 60 años, cuando estaba pensada que opere durante 30 años", son algunas de las conclusiones del informe pedido por la gobernadora María Eugenia Vidal que detalla la catastrófica situación de ABSA.



Creada tras la rescisión del contrato a la francesa Azurix, la empresa tiene a su cargo la provisión de agua y el servicio de cloacas de 91 localidades, con un 64 por ciento de cobertura de agua potable y un 41 de cloacas en un total de 150 mil kilómetros cuadrados. Cuenta con 18 plantas potabilizadoras, 17 depuradoras y 950 perforaciones en servicio, y un déficit operativo de más de 1.000 millones de pesos por año.

Roturas de bombas o andamiajes en deterioro son otras de las consecuencias de la falta de obras a lo largo de los años, según la auditoría encargada por los funcionarios bonaerenses al frente de la empresa, publicada en parte hace unos días por el diario Perfil.

"Hoy, la planta de Punta Lara funciona a menos de la mitad de su capacidad. Eso hace que el agua llegue con baja presión. En cinco años no se invirtió nada: si se rompe algo cientos de miles de bonaerenses se quedan sin agua", aseguran a Infobae desde la Gobernación. "La situación es terminal", agregan. La capital provincial es una de las ciudades que corre riesgo de quedarse sin agua.

En el entorno de Vidal confiaron en que la mandataria podría anunciar obras hacia fin de este mes, en especial en zonas como Bahía Blanca, una de las ciudades más castigadas por la falta de inversiones. El acueducto del Río Colorado es una de las principales inversiones que la nueva gestión tiene en carpeta. Una obra de casi 3.000 millones de pesos, con financiamiento del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que beneficiaría a unos 450.000 bonaerenses.

En ese sentido, desde la Provincia explican que es imprescindible la negociación con la oposición para decretar la emergencia en infraestructura, que permitiría, entre otras cuestiones, achicar los procesos licitatorios. Según las fuentes, AYSA podría además hacerse cargo de algunas localidades provinciales cuyo servicio hoy es prestado por ABSA. La diferencia entre ambas compañías es que la primera recoge el agua del Río de la Plata, una fuente inagotable; la segunda lo hace de pozos que requieren una inversión que, según los especialistas, no se produjo.



En paralelo, Vidal también prevé aumentos en las tarifas en el corto plazo, lo que provocaría cierto malestar en los usuarios.

Según la auditoría –que forma parte de un paquete de informes encargado por el macrismo para conocer al detalle diversos servicios públicos bonaerenses- se reiteran a lo largo de la concesión desbordes cloacales por el crecimiento demográfico y la falta de obras, que provocan problemas ambientales y cuestiones vinculadas a la sanidad.

Desde el Gobierno bonaerense apuntan las miradas a Guillermo Scarcella, ex presidente de la empresa y uno de los ex funcionarios de mayor confianza de Daniel Scioli. Scarcella era, en los hechos, uno de los operadores judiciales del ex gobernador, de privilegiada llegada al juez Rodolfo Canicoba Corral. En medio de la campaña presidencial, en septiembre pasado, el ex funcionario aventuró con que si Scioli triunfaba en las elecciones habría "una expansión de la red de agua en todo el país". De acuerdo al informe de ABSA y a la situación del servicio, la promesa de campaña resulta al menos llamativa: hace unos meses, según confiaron fuentes oficiales, una productora quiso alquilar la planta de Punta Lara para filmar una película de terror.

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