Mirando detrás de la violencia
Primer capítulo
No hace mucho tiempo que se creó la Policía Municipal, se reclutó gran cantidad de cadetes en el Partido de La Costa que se fueron transfiriendo pausadamente a las distintas localidades.A pesar de ello, los problemas continúan persistiendo, a pesar del accionar policial; no alcanzan los patrulleros ni el número de agentes para tripularlos y salir de emergencias, demoras en la respuesta del 911 y el montón de cosas que todos ya sabemos.
Ante la ineficacia del sistema se les preguntó a los comisarios de Mar del Tuyú (48 hr. antes de su relevo)sobre la responsabilidad política del intendente. La respuesta fue enérgica y no dejó dudas "La responsabilidad es de la Secretaría de Seguridad de la Provincia" .
¿Para qué queremos una policía local que es administrada desde la Capital, a 300 Km de distancia?
Obviamente lo de la Policía Local es sólo marketing político en tiempos de campaña.
Sin embargo, el verso mentiroso que se emite del poder ejecutivo provincial sobre el cumplimiento de los objetivos continúa.
¿Somos el único país que padece este tipo de crisis?
La respuesta es un rotundo.... ¡NO!.
En Inglaterra, en la década del los 80´s, bajo el gobierno de M Thatcher, padecieron una crisis de seguridad ciudadana de gran magnitud. Sus problemas eran prácticamente los mismos aunque encararon su solución con gran decisión y voluntad política.
La desconfianza en las institución policial la modificaron con reconstitución de vínculos y el sistema de prevención situacional y comunitaria Neighbourhood Watch; los códigos de procedimientos penales fueron analizados y modificados de tal forma que a los delincuentes les resultara más difícil quedar en libertad; la eficiencia judicial medida en porcentaje de delitos cometidos y resueltos superior al 85%. En nuestro país, el 94% de los delitos no son resueltos y sólo el 0.6% de los autores son condenados; así no se logra el efecto disuasivo y educador de la ley.
En síntesis, se asociaron varios elementos decisivos,
policía eficiente, justicia rápida y efectiva y voluntad, participación ciudadana y decisión política de
mejorar la situación de inseguridad.
En la Argentina la policía no es eficiente, no brinda confianza a la población y reclama a la sociedad ayuda y, por qué no, comprensión. La comunidad no colabora porque duda de la capacidad policial en protegerlo cotidianamente y especialmente después de denunciar un hecho delictivo porque nadie les puede asegurar que no serán víctimas de venganza. La justicia no retiene a los detenidos, y los libera casi sin iniciar causa. La inefectividad de los jueces de garantías y los fiscales está en boca de todos pero no puede ser modificada a pesar de las fuertes críticas.
En la Argentina la policía no es eficiente, no brinda confianza a la población y reclama a la sociedad ayuda y, por qué no, comprensión. La comunidad no colabora porque duda de la capacidad policial en protegerlo cotidianamente y especialmente después de denunciar un hecho delictivo porque nadie les puede asegurar que no serán víctimas de venganza. La justicia no retiene a los detenidos, y los libera casi sin iniciar causa. La inefectividad de los jueces de garantías y los fiscales está en boca de todos pero no puede ser modificada a pesar de las fuertes críticas.
Sobre las decisiones, voluntad e ideología políticas baste recordar:
- La política de inclusión social se realiza en función de subsidios y planes asistenciales con destrucción de la cultura del trabajo. A pesar que se autocalifican de "peronistas" se olvidan una de las frases fundamentales de su doctrina " el trabajo es un derecho que crea la dignidad del hombre y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume."
- La lucha contra la marginación con la educación pero lo hizo de manera muy particular, bajó el nivel de exigencia para evitar las repitencias (son estigmatizantes), sacó los aplazos (son estigmatizantes), mejoró los niveles estadísticos de educación secundaria con el Plan Fines teniendo como el máximo logro egresados incapaces de interpretar textos.
En el orden local la acción social siguió los lineamientos del
gobierno central pero agregó factores distorsivos que
cambió la modalidad delictiva local:
- La aceptación de Liberados fuera de control y asistencia adecuada de su Patronato que, asociada a su incapacidad de reacción para revertir la situación, cambió el escruche por robo a mano armada y con violencia excesiva.
- Se sentaron las bases poblacionales para que muchos delincuentes del conurbano encuentren guarida en nuestro Distrito.
- No se combatió el narcotráfico con eficacia y, mucho menos, tampoco se desarrollaron estrategias de recuperación de adictos.
Esta combinación de factores indica que debe iniciarse una
reconstrucción de todo el sistema.
Una de las reflexiones que se expuso con crudeza y realismo es el análisis de la efectividad de las marchas reclamando Justicia y Seguridad.
Nunca dieron resultado, porque como afirmó Einstein en un conocidísimo apotegma...
¿Alguna vez hemos conseguido cambios en nuestro degradado y
funesto statu quo?
Repetir entonces las marchas, las expresiones
multitudinarias, los discursos encendidos ¿serán efectivos?
La respuesta es definitivamente ¡ NO !
Escuchémoslo de una de las víctimas cuando propone la
búsqueda de otras formas de lucha.
Las encuestas muestran que la inseguridad es una de las máximas preocupaciones de los argentinos.
En la provincia de Buenos Aires se registra hoy una dramática presencia del delito y la violencia (sospechamos un pico en La Costa durante el invierno del 2016). No estamos frente a un fenómeno transitorio, sino ante las consecuencias dramáticas e inevitables del colapso del sistema de seguridad.
Colapso que no puede desprenderse del colapso general del Estado potenciado por políticas populistas.
El Estado, que requería modernización y redefinición funcional, en vez de transformarse para ejercer sus responsabilidades indelegables, se esfumó dejando a la sociedad en estado de absoluta desprotección.
No habrá posibilidad alguna de recuperar seguridad si no recuperamos primero al Estado como instrumento moderno, eficiente e imprescindible de una convivencia civilizada.
La inseguridad que tanto nos abruma y que tantas vidas nos cuesta no disminuirá mientras el Estado no reaparezca, primero la dirigencia, como un actor insustituible de la vida social.
De nada valen leyes más duras si:
- Las que tenemos no se aplican,
- A los delincuentes no se los detiene, los presos no se reeducan y la sociedad no participa.
- Si en vez de un sistema tenemos un círculo vicioso contaminado por policías deshonestos, legisladores distraídos ideológicamente, jueces corruptos, vagos o ineficientes.
- Cárceles que son escuela del delito y una comunidad sumida en el individualismo más salvaje.
Admitamos de una vez que el sistema estatal de seguridad ha eclosionado y su reconstrucción, que es parte de la reconstrucción del Estado, no admite otro milagro que el de que exista una sólida voluntad política decidida a lograrlo.
- La Argentina de hoy vive una guerra civil no ideológica.
- Los delincuentes violentos que provienen de sectores económica y moralmente marginales, fueron excluidos por el sistema de toda posibilidad de integrarse y educados en la convivencia con aberraciones peores aún que la misma muerte. Para muchos de ellos su vida no vale nada,menos valiosa aún es la vida ajena.
- El asistencialismo, necesario para la satisfacción de necesidades primarias, ha sido convertido en la fuente principal de ingresos y la llave de acceso al consumo; "el trabajo es un derecho, que crea la dignidad del hombre, y es un deber porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume" afirmaba Perón.
La respuesta es no, las consecuencias están a la vista, las padecemos cotidianamente.
Cualquier intento serio de recuperar niveles de seguridad aceptables deberá
estar acompañado por medidas dirigidas a mejorar la distribución del ingreso y reducir los intolerables niveles de exclusión que soportamos hoy.
Es absolutamente cierto que la inmensa mayoría de los pobres no son delincuentes, tan cierto como que la inmensa mayoría de los delincuentes son pobres.
Hay valores que daban identidad a nuestra sociedad que se han escurrido a través de la enorme fractura moral y cultural producida por la última experiencia autoritaria y la corrupción cotidiana.
La convivencia con un estado criminal no es gratuita y nos hace entender que hoy tengamos que convivir millones de compatriotas condenados a no ser, mientras otros exhiben sus privilegios.
Un nuevo sistema de seguridad debe ser el resultado de la profunda transformación de todos sus actores. Más importante que modificar penas es conseguir la rápida aplicación de las existentes, cumpliendo así con la función docente de la ley que supone el castigo justo y rápido de los delincuentes y el respeto de los derechos de quienes no lo son.
En seguridad no hay nada más peligroso que carecer de una estrategia integral.
Los golpes de efecto o las reacciones espasmódicas no sirven para otra cosa que para confundir, alimentando la desesperación ciudadana y creando el caldo de cultivo de un orden sin libertad.
Pronto analizaremos juntos otra forma de lucha para conseguir un cambio real en nuestra seguridad. Por el momento meditemos sobre el mensaje de las víctimas, sobre la necesidad de buscar otros métodos de acción para revertir este estado de inseguridad salvaje.
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