La nueva Policía Municipal. Otra confirmación del unitarismo imperfecto del Estado bonaerense y de la cultura feudal de su elite política. (por Ricardo Runza*)
Quien financia un cuerpo policial,
especialmente los sueldos de su personal, es el verdadero AMO de esa fuerza
policial.
Todas las versiones legislativas que se han presentado
para la creación de la Policía Municipal bonaerense tenían una característica
común: el ciudadano NO PUEDE votar al Jefe de su Policía local y por ende su
CONTROL EFECTIVO sobre esta fuerza local es casi NULO. En todos los casos la
elite política buscó asegurar su poder y se esforzó para minimizar el control
ciudadano. Algunas versiones ponían el poder en los Intendentes y otras en el
Gobernador, pero ninguna de ellas en los ciudadanos.
Este debate político ha sucedido a espaldas de una
sociedad que reclama pero no participa, que se queja pero no aporta ideas, que
delega en sus representantes en el Congreso provincial y en la cabeza del Poder
Ejecutivo provincial un enorme poder sobre ella pero no castiga a su elite
política cuando no la representa o cuando actúa contraria a sus intereses.
Esta sociedad tampoco hace sentir que quiere más poder
sobre sus políticos y más control ciudadano sobre las políticas que ellos
implementan. Esta cómoda delegando y que otros hagan lo que quieran con su
Estado.
Indudablemente, este caso muestra, una vez más, el
amplio margen de arbitrariedad y poder que tiene la elite política bonaerense
sobre la sociedad y el Estado de la Provincia de Buenos Aires.
Esta elite, sin distinción de partido político, se
comporta siempre, desde hace más de 30 años, buscando más poder sobre la
sociedad, mientras ésta sólo muestra algunos atisbos de rebeldía cuando un
hecho o evento de inseguridad impacta sobre algún pequeño sector de ella en
alguna localidad, manifestándola por medio de una marcha pacífica o por un acto
violento determinado.
Entonces, sin participación de la sociedad bonaerense,
en general, ignorante sobre las cuestiones de Estado, surge esta iniciativa que
muestra a claras el verdadero régimen orgánico funcional del Estado provincial de
Buenos Aires: un unitarismo imperfecto. Imperfecto, sólo porque quien ostenta
el Poder Ejecutivo provincial no designa a los Intendentes de los Partidos
bonaerenses.
En este contexto,
tanto la Policía Bonaerense como las nuevas Policías Municipales se organizan
como una especie de pseudo milicia del Gobernador. Muy similar a los ejércitos
que poseía un Señor Feudal en los tiempos medievales, por ejemplo, como los de
aquella España anterior a la Ilustración Borbónica del siglo XVIII.
Es importante destacar
que la Policía bonaerense es la fuerza policial de tipo napoleónico más grande
que existe en todo el territorio americano, desde Alaska a Tierra del Fuego.
Como los Partidos
bonaerenses NO han sido creados para ejecutar políticas públicas con sentido
federal (es decir, para llevar a cabo una gestión de gobierno descentralizada
localmente, de manera sustentable y bajo criterios de eficiencia controlados
fuertemente por la ciudadanía, sino para configurarse como un territorio
político para consolidar un poder político sujeto a relaciones de vasallaje con
un poder provincial o nacional de orden superior, sostenidas, en la mayoría de
los casos, por la confluencia de necesidades, fondos públicos e insolvencia
fiscal) esta nueva Policía Municipal es ideal para mantener este estatus quo y
a su vez fortalecer el poder del Gobernador sobre estos territorios.
Imagínese el lector el
grado de dependencia y el vasallaje consecuente que se generará con esta
perversión y lo indefensa que puede quedar la sociedad bonaerense toda frente a
este panorama.
La Policía Municipal
recientemente creada es ahora un nuevo mecanismo de dominación y vasallaje
político. El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires va poder dominar con
mayor poder a los Intendentes, de manera similar a lo que hace el Poder
Ejecutivo del Estado nacional argentino con las provincias. Como ejemplo de
este nuevo poder vale tomar en cuenta lo ocurrido con la asonada policial y el
abandono que hizo el Estado nacional a la sociedad cordobesa, durante el mes de
diciembre pasado, en la Provincia de Córdoba.
Esto muestra el grado
de INVOLUCION y DEGRADACION que tiene la elite política argentina que, en pleno
siglo XXI, en vez de mejorar se comporta cada vez de una manera más primitiva.
Por ello, esta nueva
Policía es consecuente con el tipo de Estado imperfectamente unitario que tiene
la Provincia de Buenos Aires y con las prácticas políticas feudales que se
realizan en ella.
MUY LEJOS le queda a
la CIUDADANÍA BONAERENSE la idea de tener un Estado provincial federal hacia su
interior, con Partidos Bonaerenses organizados como condados anglosajones
sustentables, con capacidad de ejecutar políticas públicas locales con
eficiencia y solvencia fiscal, con una elite política con poder limitado por la
sociedad que además de elegir Concejales, Diputados, Senadores, Intendentes y
Gobernador como lo hace actualmente también elija Fiscales Generales,
Recaudadores de Impuestos, Ministros o Secretarios de Economía, Jefes de
Policía, Autoridades Educativas y Sanitarias y decidir también con su voto si
un Juez (con mandato acotado de cuatro o seis años, electo por un Consejo de la
Magistratura) puede ser reelecto o no en su distrito judicial, tal como sucede
en otros Estados de orden provincial más civilizados y mejor organizados, como
por ejemplo, el Estado de Florida de los Estados Unidos de Norteamérica.
El Gobernador SCIOLI
cree que con el actual Sector Seguridad del Estado bonaerense, con el dictado
de una “Emergencia” y con esta nueva Policía puede superar la situación de
Estado fallido que presenta hoy en día la Provincia de Buenos Aires.
Lamentablemente esto
no es así. El Estado provincial bonaerense se comporta como un Estado fallido
en todos los frentes de su Sector Seguridad. Es decir, en todos los organismos
con funciones permanentes o transitorias para prevenir, responder y mitigar
amenazas a la seguridad que se originan, por acción de la naturaleza o por el
hombre, en el territorio de la Provincia.
Para tener una
capacidad de prevención, respuesta y mitigación en la Provincia de Buenos Aires
que sea de calidad y oportuna, no hace falta seguir el camino optado por el
Gobernador SCIOLI.
Hay que hacer cosas
políticamente más complejas:
- Primero, hay que hacer grandes cambios culturales en las ideas, valores, usos y costumbres de nuestra elite política.
- Segundo, reorganizar el Estado bonaerense desde sus cimientos constitucionales y legales para tener un Estado provincial más republicano y federal a los efectos de superar esta actual democracia delegativa que tenemos y abandonar este realismo mágico que sólo fortalece el poder de nuestra elite política en detrimento de nuestra vida, riqueza y libertades.
- Tercero, rediseñar un Sector Seguridad en dicho Estado bajo la idea de obtener más civilización y menos barbarie en ese Estado y en nuestra sociedad y; en cuarto lugar, reorganizar la Policía tal como funciona, por ejemplo, en el Estado de Florida.
Esta nueva Policía
Municipal sólo beneficia al Gobernador. Retiene y fortalece el poder de la
elite política en perjuicio de la sociedad. Asegura el unitarismo crónico del
Estado provincial y su perverso actual sistema de vasallaje político.
Técnicamente, todo
esto no puede conducir sino a ver muy pronto otro nuevo fracaso, a más costos,
a más gasto público, a más presión fiscal para los contribuyentes para que
inútilmente la inseguridad estratégica del Estado bonaerense y la inseguridad
pública se mantengan o empeoren en comparación con la actual mala performance
que tiene el Estado provincial bonaerense.
* Experto en
Reformas del Sector Seguridad del Estado
Fuente: Enlace Crítico
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