Nada es gratis, mucho menos la reforma de la Bonaerense.

María Eugenia Vidal avanza en 
la reforma policial.

Está casi lista la norma por la cual todos los comisarios y subcomisarios de La Bonaerense deberán desnudar su patrimonio.



Un puñado de días después de que la nueva administración anunciara la obligatoriedad de presentación de declaraciones juradas para los altos rangos de la Policía bonaerense, el martes 1, la custodia policial del edificio de la gobernación desapareció por un par de horas. La familia del intendente Julio Garro fue víctima de un llamativo robo y otros funcionarios provinciales sufrieron episodios extraños. Semanas atrás, el ministro Cristian Ritondo había rechazado una suma importante de dinero de manos de un mensajero de la fuerza de seguridad provincial, según confían altas fuentes bonaerenses.

Desde que María Eugenia Vidal anunció que avanzaría en una reforma profunda de la Policía de la provincia de Buenos Aires, el clima se enrareció, aunque la orden de la gobernadora es no dar ni un paso atrás. Por estas horas, Ritondo y Julio Conte Grand, secretario Legal y Técnico provincial, ultiman la implementación de la norma por la cual todos los comisarios y subcomisarios de la Policía bonaerense deberán desnudar su patrimonio, una medida que pone a prueba la autoridad de Pablo Bressi, jefe de la fuerza. "Habrá que ver si se banca la presión de los jefes de abajo", deslizan en su entorno.

Hasta ahora, tanto Vidal como su ministro de Seguridad están conformes con la labor de Bressi y del subjefe policial, Fabián Perroni, este último a cargo del reciente Operativo Sol y de la seguridad de los espectáculos deportivos durante el verano en la Costa Atlántica.

Si bien pasó semanas de zozobra, Vidal hizo un curso acelerado durante la fuga de los hermanos Lanatta y de Víctor Schillaci en el que se sumergió en el sistema podrido que nuclea a la Policía provincial y al Sistema Penitenciario Bonaerense en connivencia con algunos sectores de la política. El ministro de Justicia, Carlos Mahiques, también trabaja en una reforma integral del servicio penitenciario. Si bien cuenta con menos empleados que la Bonaerense –casi 100.000 policías en total contra unos 20.000 penitenciarios-, la purga penitenciaria conlleva más tiempo de estudio por su complejidad. "La fuga (de General Alvear) me sirvió para entender el sistema; un sistema perverso, grotesco y muy complejo", suele repetir la gobernadora entre sus íntimos. En estos días, la ex vicejefa porteña suscribirá el convenio con la Fuerza Aérea que le permitirá mudarse hacia mitad de año en el perímetro de la Base Aérea de Morón, en El Palomar. Ya empezó con las refacciones del chalet que ocupará junto a su familia en el barrio aeronáutico.

"La reforma de la Bonaerense es imprescindible.
¿Cual será su costo?"

La Policía provincial, cuentan desde el la gobernación, está desbordada. No hay chalecos y las armas son viejas, y miles de efectivos ni siquiera tienen la placa policial que los identifica. Desde la fuga de los tres condenados a reclusión perpetua por el Triple Crimen de la efedrina, la administración bonaerense la emprendió con una purga de comisarios generales en varios distritos del Conurbano bonaerense que aún no terminó: varios de esos jefes fueron ascendidos por el ex ministro Alejandro Granados y el ex jefe policial Hugo Matzkin, en la mira de la actual gestión.

Vidal no solo quiere investigar el patrimonio de los policías –una medida osada e inédita-, sino que además los quiere exponer. La mujer festejó en privado la difusión de la escucha entre un jefe distrital de la fuerza y Marcelo Alejandro "El Faraón" Melnyk, uno de los sospechados por la fuga de los hermanos Lanatta y de Schillaci.
La revisión de la Policía provincial forma parte de una investigación integral de la gestión anterior por parte de Vidal: desde que asumió, sus funcionarios están abocados en buena medida a desmenuzar la herencia sciolista, mucho más compleja de lo que el macrismo en su versión bonaerense había previsto.

Federico Mayol   Infobae.com

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