Maestros en La Soledad del Indio
Aquella tarde se quedó parada
como asustada y con frío
por ser mucha juventud
pa´ terreno tan arisco.
Y allí se quedó parada
por ser mucha juventud
pa´ terreno tan arisco.
Y allí se quedó parada
en vago mirar perdido por,
por querer disimular
su temor a estar tan sola
y sin saber el camino.
por querer disimular
su temor a estar tan sola
y sin saber el camino.
Pero al momento no más
las toscas manos de un vecino
callosas de tanto trabajar
y de pelearle al destino
se acercaron bondadosas
y con ternura de niño
Le dieron la bienvenida
en nombre de la escuelita
que hace mucho la esperaba
triste en medio del campo
pa que alegrara a sus hijos.
La noche ya había encendido
sus farolitos del cielo
y el canto triste del grillo,
y fue por eso tal vez
y el canto triste del grillo,
y fue por eso tal vez
que entre las cuatro paredes
de aquel su humilde cuartito
una angustiosa tristeza
entraba a clavar cuchillos
como queriendo matar
esa noble vocación
de aquel su humilde cuartito
una angustiosa tristeza
entraba a clavar cuchillos
como queriendo matar
esa noble vocación
que en su pecho había nacido.
Pero llegó la mañana
y el sol con todo su brillo
desdibujó las tinieblas
que habían querido torcer
las huellas de su destino.
Y aunque llorando por dentro
masticando soledad
en aquel lejano sitio
puso firmeza en el paso
y fue a buscar el amor
de aquel puñado de niños
que hace mucho la esperaba
en la escuelita de campo
clavada en la soledad del indio.
Y desde entonces su vida
se hizo horcón de guayacán
se hizo paredes de adobe
Y desde entonces su vida
se hizo horcón de guayacán
se hizo paredes de adobe
se hizo terrón para el quincho
y armó con todos sus años
aquel rancho para el alma
con un letrero invisible
que decía en letras de amor
y armó con todos sus años
aquel rancho para el alma
con un letrero invisible
que decía en letras de amor
"Aquí hay saber y cariño".
La escuela, su vocación
le había pedido
hasta ese sacrificio
en soledad
porque precisaba intacto
todo el amor que tuviera
para entregarlo a los chicos.
Y en eso, en eso de darlo todo,
un tibio día recibió
en una nota oficial
algo que la estremeció:
el concejo le anunciaba
que su contrato había concluido
¿Era premio o era castigo?
Mil veces se preguntó.
.....No se vaya señorita,
quédese a vivir aquí,
si nosotros la queremos
Mil veces se preguntó.
.....No se vaya señorita,
quédese a vivir aquí,
si nosotros la queremos
por qué se tiene que ir.
Esas voces y unas manos
Esas voces y unas manos
que se agitaban sin ruido
fueron únicos testigos
de aquella amarga noticia.
fueron únicos testigos
de aquella amarga noticia.
Tan solo pretendo
oponer a tanto olvido
mi simple agradecimiento,
ya que los niños le ofrecen
el más grande y merecido
de todos los reconocimientos.
oponer a tanto olvido
mi simple agradecimiento,
ya que los niños le ofrecen
el más grande y merecido
de todos los reconocimientos.
Su eterno amor.
Luis Landriscina
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