El Observador del Tuyú se suma al #NI UNA MENOS - 3 de Junio 2017-

El Observador del Tuyú se adhiere a los actos de  #NI UNA MENOS.
No participará de marchas, discursos ni actos públicos; intentará difundir conceptos que considera vitales  para el conocimiento y  prevención de la Violencia de Género.



Violencia es todo aquello que viole los derechos inalienables de la persona.Es obligación de los poderes públicos condenar toda forma de violencia, prevenir, investigar y castigar su comisión. 
Es obligación de la ciudadanía exigir a los poderes públicos que cumplan esta obligación, comenzando por aquellas violencias de género que emanan directamente del Estado. 

Se considera violencia de género: 

a) Violencia física, que incluye cualquier acto de fuerza contra el cuerpo de la mujer, con resultado o riesgo de producir lesión física o daño, ejercida por quien sea o haya sido su cónyuge o esté o haya estado ligado a ella por análoga relación de afectividad, aún sin convivencia. 

b) Violencia psicológica, que incluye toda conducta, verbal o no verbal, que produzca en la mujer desvalorización o sufrimiento, a través de amenazas, humillaciones o vejaciones, exigencia de obediencia o sumisión, coerción, insultos, aislamiento, culpabilización o limitaciones de su ámbito de libertad, ejercida por quien esté o haya estado ligado a ella por análoga relación de afectividad, aún sin convivencia. 

c) Violencia económica, que incluye la privación intencionada, y no justificada legalmente, de recursos para el bienestar físico o psicológico de la mujer y de sus hijas e hijos o la discriminación en la disposición de los recursos compartidos en el ámbito de la pareja. 


d) Violencia sexual y abusos sexuales, que incluyen cualquier acto de naturaleza sexual forzada por el (presunto) agresor o no consentida por la mujer, abarcando la imposición, mediante la fuerza o con intimidación, de relaciones sexuales no consentidas, y el abuso sexual, con independencia de que el (presunto) agresor guarde o no relación conyugal, de pareja, afectiva o de parentesco con la víctima. 

Mitos y realidades sobre la violencia de género 
Los mitos sobre la violencia de género son definidos conceptualmente como creencias estereotípicas sobre esta violencia que son generalmente falsas pero que son sostenidas, amplia y persistentemente, y sirven para minimizar, negar o justificar la agresión a la pareja. (Peters, 2008 en Bosch y Ferrer, 2012).

Algunos de los mitos socialmente más extendidos son:
 
Mito: Ha ocurrido sólo una vez, por una bofetada no pasa nada.
Realidad: La violencia de género no es algo puntual. Normalmente forma parte de un patrón de relación, y ésta irá en aumento. La frecuencia e intensidad de las agresiones determina el nivel de riesgo que sufre la víctima.  
Mito: La Violencia de género es un hecho aislado y puntual que pertenece al ámbito privado de las familias.
 Realidad: La violencia de género es un delito y además es grave problema social que afecta a un alto porcentaje de la población. Se estima que los casos que se denuncian suponen entre un 15 y un 17% de la realidad. Por tanto, lo que se conoce es sólo la punta del iceberg. 
Mito: Las mujeres maltratadas suelen tener problemas psíquicos.
Realidad: Las patologías psíquicas no son la causa sino el efecto que produce la violencia en las mujeres. La exposición a la violencia de género provoca en la mayoría de las mujeres una serie de problemas que, las personas expertas han denominado Síndrome de la Mujer Maltratada. 
Mito: “El Tiempo lo soluciona todo.” Los hombres violentos pueden cambiar.
Realidad: Absolutamente falso. Los hombres violentos no cambian; es más, con el paso del tiempo la violencia se agrava y se torna más peligrosa.  
Mito: “No me separo por mis hijas/os”.
Realidad: Las hijas e hijos son víctimas directas de la violencia de género. Resulta fundamental que dejen de vivir en un ambiente violento cuanto antes. 
Mito: La mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas.
Realidad: Según un informe de la Fiscalía General del Estado (España) el porcentaje medio de denuncias falsas es del 0,01%. Sobre una media de 135.000 denuncias anuales, cabe afirmar que 13,5 son falsas. 
Mito: “Yo lo dejaría a la primera bofetada”. (Mito del masoquismo. )
Realidad: Resulta fundamental conocer en profundidad el ciclo y la escalada de la violencia, para comprender por qué las mujeres no se separan antes de sus parejas. 
Mito: La violencia de género se da sólo en las clases sociales más desfavorecidas, con poca formación y escasos recursos económicos.
Realidad: La violencia de género se da en todas las clases sociales, sin distinción. La pobreza dificulta más la salida y añade más sufrimiento a la víctima. 
Mito: Sólo cierto tipo de hombres maltratan a sus parejas. Existe un perfil concreto de maltratador.
Realidad: No existe un perfil concreto de hombre que ejerce violencia de género.  
Mito: Los hombres que maltratan son enfermos mentales.
Realidad: Los maltratadores no son enfermos mentales, de serlo ejercerían violencia contra cualquier persona y no sólo sobre su pareja. La violencia está motivada por un deseo de controlar y mantener el poder sobre la mujer, a quién perciben como un objeto de su propiedad.  
Mito: Los maltratadores han sido víctimas de maltrato en la infancia.  Realidad: No existen estudios científicos que avalen esta afirmación.  
Mito: La violencia domestica está provocada por el abuso del alcohol y/o las drogas. 
Realidad: No existe una relación directa entre alcohol/drogas y violencia de género. En determinados supuestos, puede ser una circunstancia que agrave la relación violenta. 
Mito: Es incomprensible que las mujeres no denuncien antes y soporten tantos años junto a su maltratador.
Realidad: Más del 40% de las mujeres no denuncian la violencia por miedo al maltratador y a sus represalias, miedo e indefensión ante el desconocimiento de lo que va a ocurrir tras la denuncia, y fundamentalmente por encontrarse en un estado psicoemocional que le impide tomar las riendas de su vida. 

Mito: Los hombres también son maltratados por sus parejas.
Realidad: Las estadísticas policiales y judiciales muestran que el 99% de la violencia en la pareja la ejerce el hombre sobre la mujer.
La prevención es la única arma para defenderse.
Hemos dado un bosquejo de lo que es, sus formas y modalidades de acción y las expresiones comunes que la sociedad cultiva para proteger (en sentido relativo) a los victimarios.
La mejor manera de contrarrestar la violencia de género es prevenirla tratando sus orígenes y causas estructurales.

La prevención debe comenzar en las primeras etapas de la vida, mediante la educación de los niños y niñas que promueva las relaciones de respeto y la igualdad de género. El trabajo con jóvenes es la mejor opción para lograr un progreso rápido y sostenido en materia de prevención y erradicación de la violencia de género. Aunque las políticas públicas y las intervenciones suelen pasar por alto esta etapa de la vida, se trata de una época crucial durante la cual se forman los valores y normas relativas a la igualdad de género.

La violencia de género expresa un grave problema cultural, el que no se soluciona con marchas, discursos, o construcción de refugios para la mujer agredida. Debe ser enfocada de forma multidisciplinaria y llevará una generación para que notemos cambios significativos.
 


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