Cerruti la elogió y en La Cámpora la cuestionan. Analistas coinciden en que tendrá un efecto positivo en su imagen.
La actitud de la gobernadora María Eugenia Vidal al bajar de su camioneta para enfrentar un piquete de guardavidas en Mar del Plata generó reacciones diversas en todo el arco político, pero sobre todo dejó descolocados a algunos dirigentes del kirchnerismo que no coincidieron en cómo posicionarse ante este hecho.
La diputada kirchnerista Gabriela Cerruti salió a apoyar a la gobernadora, al considerarla una mujer "líder y fuerte". Incluso opinó que "muchos varoncitos hubieran llamado a la Gendarmería para que reprima en su nombre". En nombre del feminismo, aclaró: "Queremos otro país y otra provincia, pero respeto que ejerza el liderazgo con convicción femenina".
Las declaraciones de Cerruti dividieron las aguas y le propinaron críticas desde su propio espacio. "Les falta mucha sopa antes de enseñarme antimacrismo", dijo la legisladora a algunas personas que la insultaban por Twitter.
Entre las referentes del kirchnerismo que opinaron estuvo la senadora bonaerense María Teresa García, quien dijo que Vidal no se enfrentó a un "piquete" sino que se trataba de "guardavidas en reclamo", quienes "cuidan en las playas de la provincia que la gente no se ahogue".
Mientras la mayoría de los dirigentes de La Cámpora se llamó al silencio, la diputada Mayra Mendoza fue otra de las mujeres que salió a condenar a la gobernadora: "Quisiera creerle a Vidal pero no puedo, son profesionales de la mentira, actúan para las cámaras, no sienten el dolor del otros. Se bajó del auto a solucionar algo que le corresponde atender y eran 5 guardavidas y 12 policías. Fuerte con los débiles, débiles con los fuertes".
Lo cierto es que la desorientación que generó la actitud de Vidal en el kirchnerismo fue similar a la que algunos dirigentes tuvieron en los últimos días cuando los intendentes del PJ se sacaron una foto con Rogelio Frigerio en la Casa Rosada, que hizo estallar a La Cámpora.
Sarcástico, el Cuervo Larroque publicó la foto de los intendentes y a su lado agregó otra de Segio Massa con Frigerio a fines de 2016, cuando se juntaron a comer sushi. El referente de La Cámpora recibió críticas de dirigentes peronistas como el sciolista Carlos Gianella o el randazzista Bali Bucca, quien lo acusó de tener una mirada "intransigente y tribunera".
La reacción de Vidal se dio en el marco de su visita a Mar del Plata, el municipio más explotado por lejos, con 1000 millones de déficit anual. Y la gobernadora no ignoraba que se trataba de un reclamo de los guardavidas, a quienes les paga la municipalidad pese a que los balnearios son explotados por privados.
"A ustedes les parece que la violencia es la manera, esta es la peor manera de vincularnos", les dijo Vidal a los guardavidas y sin levantar el tono afirmó: "Les pido que se corran y me dejen pasar". Diferentes analistas y consultores coincidieron en diálogo con LPO en que el hecho no pasará desapercibido, sino que es un "gesto" que tendrá un impacto favorable en la imagen de la gobernadora.
El consultor Raúl Aragón opinó que la actitud de Vidal no le generará un costo político y que cree que puede hacerle mejorar su calificación social en algunos sectores de la "zona gris" de la grieta, que es la más fluctuante.
Según esta visión, el hecho puntual puede tener impacto transversal en ciertos sectores a los que les cayó bien. Sin embargo, también aclaró que puede resultar un precedente peligroso, porque la próxima vez que haya un piquete alguien puede exigir la presencia de la gobernadora.
Para Argón la intención de Vidal es reforzar su imagen de referente político que "ataca los problemas frontalmente". "Ella, físicamente, va y combate el problema", dice y explica que esto se enmarca en su idea de "tomar el toro por las astas", una actitud que se repite en su pelea con los maestros o las "mafias". La imagen tuvo una gestualidad muy fuerte, que buscaba mostrar que hay un gobierno tratando de enfrentar los conflictos. "Ella bajó al territorio, puso el cuerpo, en contraste con la mayoría de los funcionarios nacionales que se recluye en estas situaciones".
lapoliticaonline.com
La actitud de la gobernadora María Eugenia Vidal al bajar de su camioneta para enfrentar un piquete de guardavidas en Mar del Plata generó reacciones diversas en todo el arco político, pero sobre todo dejó descolocados a algunos dirigentes del kirchnerismo que no coincidieron en cómo posicionarse ante este hecho.
La diputada kirchnerista Gabriela Cerruti salió a apoyar a la gobernadora, al considerarla una mujer "líder y fuerte". Incluso opinó que "muchos varoncitos hubieran llamado a la Gendarmería para que reprima en su nombre". En nombre del feminismo, aclaró: "Queremos otro país y otra provincia, pero respeto que ejerza el liderazgo con convicción femenina".
Las declaraciones de Cerruti dividieron las aguas y le propinaron críticas desde su propio espacio. "Les falta mucha sopa antes de enseñarme antimacrismo", dijo la legisladora a algunas personas que la insultaban por Twitter.
Entre las referentes del kirchnerismo que opinaron estuvo la senadora bonaerense María Teresa García, quien dijo que Vidal no se enfrentó a un "piquete" sino que se trataba de "guardavidas en reclamo", quienes "cuidan en las playas de la provincia que la gente no se ahogue".
Mientras la mayoría de los dirigentes de La Cámpora se llamó al silencio, la diputada Mayra Mendoza fue otra de las mujeres que salió a condenar a la gobernadora: "Quisiera creerle a Vidal pero no puedo, son profesionales de la mentira, actúan para las cámaras, no sienten el dolor del otros. Se bajó del auto a solucionar algo que le corresponde atender y eran 5 guardavidas y 12 policías. Fuerte con los débiles, débiles con los fuertes".
Sarcástico, el Cuervo Larroque publicó la foto de los intendentes y a su lado agregó otra de Segio Massa con Frigerio a fines de 2016, cuando se juntaron a comer sushi. El referente de La Cámpora recibió críticas de dirigentes peronistas como el sciolista Carlos Gianella o el randazzista Bali Bucca, quien lo acusó de tener una mirada "intransigente y tribunera".
La reacción de Vidal se dio en el marco de su visita a Mar del Plata, el municipio más explotado por lejos, con 1000 millones de déficit anual. Y la gobernadora no ignoraba que se trataba de un reclamo de los guardavidas, a quienes les paga la municipalidad pese a que los balnearios son explotados por privados.
"A ustedes les parece que la violencia es la manera, esta es la peor manera de vincularnos", les dijo Vidal a los guardavidas y sin levantar el tono afirmó: "Les pido que se corran y me dejen pasar". Diferentes analistas y consultores coincidieron en diálogo con LPO en que el hecho no pasará desapercibido, sino que es un "gesto" que tendrá un impacto favorable en la imagen de la gobernadora.
El consultor Raúl Aragón opinó que la actitud de Vidal no le generará un costo político y que cree que puede hacerle mejorar su calificación social en algunos sectores de la "zona gris" de la grieta, que es la más fluctuante.
Según esta visión, el hecho puntual puede tener impacto transversal en ciertos sectores a los que les cayó bien. Sin embargo, también aclaró que puede resultar un precedente peligroso, porque la próxima vez que haya un piquete alguien puede exigir la presencia de la gobernadora.
Para Argón la intención de Vidal es reforzar su imagen de referente político que "ataca los problemas frontalmente". "Ella, físicamente, va y combate el problema", dice y explica que esto se enmarca en su idea de "tomar el toro por las astas", una actitud que se repite en su pelea con los maestros o las "mafias". La imagen tuvo una gestualidad muy fuerte, que buscaba mostrar que hay un gobierno tratando de enfrentar los conflictos. "Ella bajó al territorio, puso el cuerpo, en contraste con la mayoría de los funcionarios nacionales que se recluye en estas situaciones".
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