El gobierno de Mauricio Macri ha cometido un gravísimo error político, el no desarticular el brazo poderoso y violento del sindicalismo estructurado bajo el liderazgo de los Kirchner.
El sindicalismo siempre manejó la herramienta huelga a su antojo, según su conveniencia; algunas veces las promovía, otras las frenaba o anulaba dependiendo de las ventajas políticas que podían obtener; por ese motivo muchas veces colisionaban con el gobierno de turno a pesar de compartir la ideología que le dió origen.
Al conducir sindicatos, los dirigentes pasaron a manejar una masa clientelar cautiva (sus afiliados) provista de una potentísima arma El Derecho de Huelga.
Macri no percibió la amenaza de los sindicalistas en la pulseada para mantener el poder y las prebendas; dejó pasar el tiempo post-electoral inmediato y permitió así la construcción de un poder que ahora ha comenzado a disputarle la libertad de acción en la política económica.
Si pensó que se iban a respetar las prácticas democráticas se equivocó de cabo a rabo; peor aún no tiene posibilidad aparente de modificar las reglas de juego.
Dentro de este contexto de fuerzas y negociados los ciudadanos que creemos en la democracia estamos atrapados entre la corriente de los corruptos que tienen su guarida en el congreso y los ineptos en la Casa Rosada.
Un presidente moderno y actualizado no puede cometer semejante error en la apreciación del mapa de las presiones de los intereses opositores que lo están atropellando y pisoteando.
DEC
El sindicalismo siempre manejó la herramienta huelga a su antojo, según su conveniencia; algunas veces las promovía, otras las frenaba o anulaba dependiendo de las ventajas políticas que podían obtener; por ese motivo muchas veces colisionaban con el gobierno de turno a pesar de compartir la ideología que le dió origen.
Al conducir sindicatos, los dirigentes pasaron a manejar una masa clientelar cautiva (sus afiliados) provista de una potentísima arma El Derecho de Huelga.
En el año 2003, Moyano y Kirchner hicieron un pacto simbiótico, reglamentaron el derecho de huelga de forma muy particular, de tal forma que excluyó de los servicios esenciales el transporte, la seguridad y la educación; de esta forma no pueden determinarse los servicios mínimos a ser mantenidos durante las protestas desamparando así a los ciudadanos que recurren a los servicios de salud y transporte y a los alumnos robándoles oportunidades de educación.
Macri no percibió la amenaza de los sindicalistas en la pulseada para mantener el poder y las prebendas; dejó pasar el tiempo post-electoral inmediato y permitió así la construcción de un poder que ahora ha comenzado a disputarle la libertad de acción en la política económica.
Si pensó que se iban a respetar las prácticas democráticas se equivocó de cabo a rabo; peor aún no tiene posibilidad aparente de modificar las reglas de juego.
Dentro de este contexto de fuerzas y negociados los ciudadanos que creemos en la democracia estamos atrapados entre la corriente de los corruptos que tienen su guarida en el congreso y los ineptos en la Casa Rosada.
Un presidente moderno y actualizado no puede cometer semejante error en la apreciación del mapa de las presiones de los intereses opositores que lo están atropellando y pisoteando.
DEC
Comentarios
Publicar un comentario