La estrategia de la violencia K y de la izquierda romántica

Mientras en el recinto del Congreso los diputados se preparaban para una maratónica velada dedicada al Presupuesto 2019, la plaza y sus alrededores convulsionaban con la violencia de pequeños grupos de activistas de algunas organizaciones sociales y sindicales.
Los revoltosos arrojaban piedras, encendían los contenedores de basura, arrojaban palos  como si fueran lanzas, devolvían las granadas lacrimógenas y usaban pirotecnia al estilo de morteros.

 

 Un grupo de diputados kirchneristas y de izquierda se sumaron a los revoltosos llegando a enfrentarse con la policía cuando inmovilizaron un carro hidrante. Luego regresaron al recinto sonrientes y felices porque estaban avanzando hacia su objetivo que era el de la interrupción de la sesión del Presupuesto 2019.
Utilizaron la misma técnica que en diciembre del 2017 aunque existía una gran diferencia, tuvieron muchos menos adeptos a la riña.

¿Cuáles eran los objetivos?
Uno muy simple interrumpir la sesión en el Congreso, interrumpir la vida de la Nación como simple manifestación de poder, energía y violencia. La razón no estaba en las calles, se encontraba dentro del recinto; irritar y provocar a la policía era el argumento básico para alcanzar una suspensión del debate.
No pretendían debatir argumentos, mucho menos sus creencias económicas ya que la violencia es la brutal expresión de la ignorancia.
Todos sabemos que la ideología del peronismo kirchnerista y de la izquierda es un totalitarismo basado en la violencia y el temor y así lo han demostrado.
Si hubieran logrado la interrupción de la sesión demostraban:

a)    Que la masa que movilizan es más fuerte que las instituciones democráticas.
b)    Que el gobierno de Macri es débil.
c)    Que la Justicia carece del poder necesario para detener, procesar y sancionar a los revoltosos, razón por la que se puede argüir que no es una República propiamente dicha.
d)    Que el Gobierno de Macri debe poner las barbas en remojo ante la reunión del G20 prevista el próximo 25 y 26 de noviembre.
e)    Que los kirchneristas y la izquierda están más allá de las leyes argentinas, que son impunes
f)     Que las condiciones en que se está desenvolviendo nuestro país no aseguran ningún arreglo financiero confiable y estable con el FMI; dejan flotar una gran incógnita ¿La Argentina cumplirá con sus compromisos si Macri no es reelegido?

El argumento sobre las reducciones del gasto social que involucra el nuevo presupuesto es falaz, ya que no solo se han respetado, sino que se han incrementado. El presupuesto significa un notable incremento impositivo con franco aumento de las retenciones al agro y a los exportadores, que son los que justamente sostienen el gasto social que no se ha cortado.
Hay una gran aversión ideológica hacia Macri que está bancando un gasto en planes y asistencia que muchas veces se hace sin control; pareciera que no quiere controlar para no rebelar a las masas.
Hay otras razones de mucho peso que llevan a los kirchneristas a este tipo de acción violenta, el temor que le tienen  a una condena de prisión; también está afianzado en la resistencia sindical que pretende mantener sus negocios particulares y enriquecimiento ilícito recurriendo para su defensa al uso abusivo del derecho de huelga.

La democracia se basa en el diálogo, un diálogo que los kirchneristas ni la izquierda puede sostener con el peronismo más ortodoxo.
Cuando no hay diálogo no hay democracia y se concluye en procesos violentos.
La intervención del FMI es la consecuencia de la intención del gobierno en mantener el gasto social; esta demora afectó mucho la dinámica económica del país especialmente en desarrollo de infraestructura en la Pcia. de Buenos Aires
Hay muchos sectores de la Argentina que la están pasando mal, muy mal y que intentan subsistir sin recurrir a la violencia.
Interrumpir el funcionamiento de las instituciones a través de violencia ideológica y sindical está consolidando la posición de Macri, lo sostiene y la sociedad contribuyente además reclama a gritos una actitud represiva a la que Macri se niega sistemáticamente.

¿Cómo va a actuar el 25 y 26 de noviembre con los ya previsibles desmanes por la visita del G20?

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