Mirando detrás del Conflicto Docente. - Cuatro - La justicia como conclusión.

La justicia como conclusión.


 
Mirar críticamente el tema de la docencia nos lleva a considerar dos aspectos:
  1. Formal que especificamos sobre los aspectos pedagógicos de los docentes y sobre las temáticas a desarrollar.
  2. La enseñanza bajo la óptica moral y ética.

Esta decisión la tomé cuando escuché al intendente de Areco  que cuando ganen las elecciones tienen que obtener mayoría simple y así poder alcanzar la modificación de la Corte Suprema de Justicia para incorporar militantes que blinden el proyecto del campo Nacional y Popular.


Durante el gobierno Kirchnerista, especialmente en los cursos complementarios como los  FINES muchas clases fueron destinadas al adoctrinamiento en el tema popular y nacional, con jóvenes militantes del Movimiento Evita y de La Cámpora desarrollando la ideología oficialista (experiencia personal cuando acompañé a cuatro estudiantes FINES en los trabajo prácticos finales de curso).


Esta desazón se profundizó cuando los dirigentes sindicales iniciaron una serie de paros salvajes con notoria ideología partidaria negándose a buscar fórmulas de consenso; sólo adoptaron la postura de exigir sus pretensiones, buscaban el conflicto y no soluciones.
Era evidente que la lucha se daba entre una minoría violenta, que había sido derrotada en las urnas, que busca imponer su voluntad e ideología.


En este duro proceso de lucha política partidaria la nación Argentina se llenó de millones de víctimas inocentes que fueron condenados a perder  muchos días de educación y desarrollo cognitivo.
¿Es justo que el costo de la lucha ideológica la paguen los niños?
Un interrogante muy doloroso surgió espontáneamente:

En la escuela ¿están los docentes preparados para enseñar los principios democráticos de nuestro país?
¿Serán capaces de analizar los dichos de Durañona? ¿Les dirán que quizás algún día tendrán que vivir bajo las condiciones que un grupo de “iluminados” impongan según su ideología?

La respuesta no tardó en llegar y fue más dolorosa aún “los docentes de nuestro sistema no están capacitados para enseñar a vivir y desarrollar la democracia”. Sólo podrán transmitir aquello que creen porque han sido (muchos) adoctrinados en él.


Pero otra pregunta planteó un tema mucho más grave y complejo:
 ¿Adónde están conduciendo nuestra sociedad,
a nuestros niños?

¿Estamos yendo hacia un  totalitarismo?

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